martes, 22 de junio de 2010

España doblegó a Honduras y levanta en el Grupo H

EFE

JOHANNESBURGO -- Dos goles de David Villa levantaron a España de su decepcionante estreno en el Mundial 2010, y mandaron para prácticamente para casa a Honduras (2-0), en un partido que deja a la Roja dependiendo de sí misma ante Chile para estar en octavos de final después de recuperar moral con un partido firme en el que perdonó numerosas ocasiones.

El resultado está por encima del estilo, pero el estilo es la base para el éxito. Y España lo tiene bien definido. Admite retoques, como los que introdujo Vicente Del Bosque a quien no le tembló el pulso en un momento en el que a su temple habitual, debía sumar firmeza para defender sus ideas. La presencia de Jesús Navas fue su mensaje.
España recuperó sensaciones perdidas en un estadio repleto de historia. Ellis Park, donde Nelson Mandela cambió la historia del pueblo sudafricano tras el apartheid. Un escenario mítico que desde ahora pasa a los anales de la Roja por ser el lugar donde levantó su vuelo en el Mundial 2010, donde tiene depositadas grandes esperanzas.
Las dudas del mal estreno se disiparon con carácter. El triunfo era obligado. Los goles necesarios para jugarse la vida con Chile en el último partido de la fase de grupos. Del Bosque sentó a Iniesta, justo físicamente, y a Silva. Dio entrada a Navas para abrir el campo y a Fernando Torres como referencia ofensiva. Le falta chispa al Niño. Fue Villa quien asumió el liderazgo.

Es un matador tan letal el Guaje que poco importa que juegue en punta o parta desde la izquierda. Su ansiedad del estreno la transformó en magia cada vez que tocó el balón. España asfixió con su presión a Honduras desde el inicio. Se adueño del balón y con menos toque que en otras ocasiones y más juego vertical, en diez minutos había generado cuatro ocasiones y pedido dos penaltis.
Villa se había citado con el gol. El travesaño impidió que fuese a los seis minutos, cuando soltó un derechazo desde 30 metros. El factor suerte necesario en las grandes competiciones de momento ha dado la espalda a España. Al palo de Xabi Alonso ante Suiza se sumaba otro. A las protestas en dos acciones dentro del área rival, llegaban otras dos claras. Una mano a un control de Torres y un empujón a Sergio Ramos cuando iba a rematar un centro de Xavi.

No había tiempo para las lamentaciones. España destila calidad. Una acción individual de Villa comenzó a decantar el partido. En un palmo se marchó de dos rivales y se adentró en el área. Tenía el gol dibujado en su mente. Recortó hacia la derecha y encontró la escuadra. El primer gol en el Mundial era una realidad.
El encuentro estaba en el terreno donde deseaba la selección española. Con ventaja, necesitaba goles y pausa. La ansiedad no es buena. El ímpetu de Navas volcó el juego hacia la derecha. Le faltó el desdoble de Ramos para brillar más. Sus centros no encontraron rematador. Villa desbordaba en el otro costado con más pegada. Su conexión con Torres no encontró el premio del gol.

Le faltan minutos al delantero madrileño, el ritmo que le convierte en uno de los arietes más temidos. Desperdició dos ocasiones clarísimas en el minuto 33 que le habrían dado confianza. Un centro medido de Ramos, tras un auto pase, lo cabeceó blando picado. En la siguiente acción en carrera, en su acción preferida, recortó bien hacia dentro pero chutó a las nubes.
Honduras, en su segunda participación en un Mundial, estuvo blanda. Su gusto por el toque se anuló en la presión. No lanzó en una sola ocasión a la portería de Casillas, con su estrella David Suazo desaparecido entre Piqué y Puyol.

Lo intentó en la reanudación adelantando unos metros la defensa, intentando dominar, pero recibió un duro golpe a su atrevimiento. Con espacios España mató el duelo. Aprovechó la velocidad de Navas, un amague en el desmarque de Villa que se descolgó al borde del área y al recibir el balón su disparo a puerta rebotó en Osman Chávez para acabar en la red.
Se tambaleó Honduras y llegó un vendaval de ocasiones de la Roja desaprovechadas. Sergio Ramos, que jugó infiltrado por un golpe en el costado, no se cansó de buscar el gol. Su disparo potente a los 53 minutos rozó el palo. Más tarde fue la defensa quien le sacó una volea que dibujaba una parábola imparable.

El partido era de España que dejó escapar una oportunidad de oro de sumar goles a su favor para cubrirse las espaldas en caso de un triple empate. Navas desequilibró de nuevo por la derecha. Izagüirre se comió su amago y le derribó dentro del área. Penalti claro. Lo chutó Villa con tan ajustado que se marchó fuera (min.62).
Era la hora de los cambios. Si algo tiene Del Bosque es su mano en el factor psicológico. Y sabe que sus apuestas están dejando "tocado" anímicamente a Cesc Fábregas. Su fe en Sergio Busquets, que firmó un partidazo, y la fuerza defensiva que da Xabi Alonso provocan que Cesc tenga que ganarse, una vez más, el hueco.

Su primer balón se plantó en un mano a mano con Noel Valladares que resolvió bien pero Chávez sacó el balón bajo palos. En dos minutos conectó con Villa y Torres con más claridad. Aporta una verticalidad que necesita España.
El carácter que mostró la Roja para levantarse, la madurez de un grupo instalado en el éxito, no estuvo acompañado por la pegada. El triunfo fue corto para las innumerables ocasiones. El futuro en el Mundial de Sudáfrica se jugará al todo o nada ante Chile. España vuelve a depender de sí misma.

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